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domingo, 29 de abril de 2018

Una tarde de interrogatorio

Era una tarde lluviosa. El cielo estaba gris y el suelo mojado. De repente un coche azul oscuro, con una sirena azul portátil en el techo, cruza a toda velocidad la calle, parándose al final de la misma con un estruendoso frenazo. 



Del coche se bajó Riley, uno de los inspectores de policía más prestigiosos del país. Siempre lo llaman en casos de negociación o cuando el caso se complica. "Hoy va a ser un día muy tenso y cargado", piensa para su adentros Riley mientras entra a la comisaría de policía.

- Señor, soy el comisario Óscar Vindel. Le hemos llamado porque esta mañana ha habido un asesinato en una casa donde vivían tres hermanas. Un hombre ha resultado muerto. Las hermanas están en la sala de interrogatorios. Nos han pedido que si quieren que digan algo, que llamásemos a la persona más inteligente del cuerpo.

- Por ese motivo me habéis llamado ¿no?

- Efectivamente señor. ¡Ah! - exclama Óscar mientras que acompaña a Riley a la sala de interrogatorios- según el informe forense, sólo una persona que se hallaba en la casa ha sido la responsable del asesinato. Recuerde que si no saca nada en claro durante las próximas 45 horas, deberemos dejarlas a las tres en libertad ¡Confiamos en usted, buena suerte!

Riley entra a una sala Gesell relativamente oscura, con el típico cristal unilateral enfrente de donde estaban sentadas las sospechosas. Lo primero que les llama la atención a las tres hermanas, sentadas enfrente de una mesa metálica, es ver a un "policía" de paisano sin ningún informe, cartera o prueba que les pueda comprometer.

Riley no se sentó. Se puso enfrente de las tres hermanas que se llamaban Leticia, Ainhoa y Raquel, y dijo tal vez la frase más corta y sencilla que se diría en un interrogatorio:

- Les escucho


Sin embargo, las respuestas de las tres hermanas tampoco fueron muy largas. Comenzó Leticia declarando:

- Yo no lo he matado

A continuación, Raquel dijo:

- Yo no lo he matado

Sin embargo, Ainhoa dijo una frase que le heló la sangre a Riley:

- Solo una de nosotras dice la pura verdad


Tras esa declaración de la última hermana hubo un silencio sepulcral. Un silencio roto por los pasos de Riley dirigiéndose a la puerta y saliendo de la sala. Riley tenía toda la información que necesitaba para sospechar de una de las hermanas.

Sabiendo que solo una hermana fue la encargada del crimen, y según las breves declaraciones de las sospechosas ¿quién es probablemente la sospechosa? Recuerda que tienes 45 horas para resolverlo, sino, de acuerdo con la ley, las tres deberán salir en libertad.




Buena suerte.

En siguiente enlace encontrarás el desenlace y la solución de este desafío policial basado de Pierre Berloquin y Juan Vivanco (2016).




Jacob Sierra Díaz

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